
Qué prohibido me queda el echarte de menos, y que el corazón me de volteretas cuando pienso en ti, pero con que notoria asiduedad me encuentro volando contigo por la fantasía del deseo. Distando mucho de la simple amistad, cuando soñando te robo a mordiscos la boca y te arranco a jirones la piel.
No se me permite si quiera temblar cuando me rozas la mano, ni sentirme la princesa del cuento cuando me estrechas entre tus brazos.
No tengo autorización para enviarte mensajes codificados a través de una mirada, pero en la noche, gasto a gemidos tu nombre, mientras te imagino deslizándote sobre mi piel comiendome los senos, arañandome las caderas, provocándo la fiebre en mi cuerpo.
Pero me han denegado el permiso hasta de meterte mano en los vaqueros para llegar a lo más profundo y besar tu cuello a chupetones en cualquier callejón oscuro.
Y estuve tan cerca de tu boca, que hasta pude sentir tus palabras entrechocando con mis labios, el peso húmedo de tu aliento en mi nariz. Pero cuando abrí los ojos, y te observé mirándome desde lejos, extraño, supe que existía un cordón policial "Do not cross" que nos separaba el uno del otro, y comprendí que si alguna vez soñé en hacerte sentir mío, sólo quedaría ahí, entre mis sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario