domingo, 25 de mayo de 2008

LUNES

Me encuentro en un lugar infinito, a mí alrededor todo es de color gris y detrás de mí hay una pieza gigante de Lego que invita a sentarse. Lo hago, me siento en el centro de la pieza gigante de Lego con forma rectangular y desde ahí, veo pasar una jirafa adulta de color gris con lunares verdes y violetas acompañada de su hija. La cría, que puede medir, menos de la mitad de lo que mide su madre, me mira y me guiña un ojo, yo saludo a las dos con la mano. ¡Holaaa! Les grito. Pero a la jirafa adulta no parece gustarle mi saludo y turbada sale corriendo enfurecida hacia mí. Preso del pánico me paralizo y sólo consigo taparme los ojos con las manos. Después de un tiempo prudente, retiro las manos de mi vista, pero la jirafa y su cría se han esfumado.

El ruido de un motor me saca de mi ensimismamiento, viene desde lejos aproximándose un poco más a mí. Es una avioneta de color amarilla que surca el cielo con unas grandes y enormes hélices de color blanco. Parece que algo lanzan de su interior. Me pongo de pié encima de la pieza rectangular de Lego y alzo los brazos al cielo. Algo baja en un ridículo paracaídas en miniatura. Es una botella de agua. ¡Bien, con la sed que tenía!
Tras un buen rato intentándolo, no consigo abrir la botella que contiene el agua fresquita en su interior. De repente un sol abrasador se coloca en lo más alto y unas dunas de arena se forman delante de mí. Hace tanto calor y tengo tanta sed…




Una cinta transportadora aparece entre duna y duna y termina a unos metros de donde yo me encuentro. Sobre ella aparece una silueta, femenina. Una cabellera rubia y rizada de ojos verdes y rojos labios se acerca sigilosamente hacia la pieza gigante de Lego. De un salto bajo de ella y me quedo esperando la llegada de la mujer.
Me sonríe, le sonrío. Tiene una boca perfecta. Pero enseguida se quita el bonito vestido blanco que la viste. Su desnudez provoca en mí una joven erección, ella también parece tener calor, -pienso para mis adentros- pero sale rebotado por todo el desierto y ella lo llega a escuchar. Me ruborizo. La hermosa chica se muerde el labio inferior y me quita la camiseta. Huele a frutas maduras y flores frescas. Me inclino a besarla, pero ella me lo niega señalándome los pantalones. Me los quito y los lanzo a una duna, los dos estamos completamente desnudos, hace mucho calor y continúo teniendo sed.
Despacio, muy despacio la chica se acerca a mi, alarga sus brazos y con sus blancas y finas manos oliendo a sabrosos manjares me besa un ojo y luego el otro, se separa de mí aunque sigue sosteniendo mi cara. Despego los ojos de los sellos que dejaron sus besos, coge la botella de agua y con un giro de muñeca la abre y me la entrega.
Mientras bebo el agua limpia, cristalina y pura que contiene la botella, la chica rubia se despide de mí lanzando dulces besos con la mano, mientras se aleja nuevamente en la cinta.

La cinta, las dunas y el sol desaparecen y un bip-bip incesante resuena en todo aquel lugar infinito de color gris que me rodea. ¿Qué es eso? ¿Qué está pasando?
Todo se va desvaneciendo, poco a poco me veo alejándome de mí. Todo se acaba.
Abro los ojos. El reloj de la mesita de noche marca las 07.45 hoy es lunes, comienza la semana.

2 comentarios:

Girasol dijo...

Lunes, por la mañana sólo veo nubes, por la ventana y un mal rollo me sube, por la garganta como un fino hilo de luz loca...

Manuel Rubiales dijo...

Vivamos los días, todos, intensamente, el tiempo es la única y gran riqueza del ser humano, su tiempo, ya que el destino no nos pertenece, al menos, aprendamos a guzar de todo los segundos, de lunes a domingo. Nunca se sabe si puedes recibir el beso de tu vida un lunes de3spués del primer café de la semana...¿no...?