viernes, 20 de junio de 2008

COCAINE



(No te ha sentado bien la última raya, ¿Eh, chico? Ahora te duele la cabeza y te escuecen los ojos. ¿Cuántos días llevas sin dormir?
Eso, lávate la cara y empápate bien la cabeza con agua, tal vez así consigas depurar tus pensamientos.
¿Qué es eso, te sangra la nariz? Estás metido hasta el cuello chaval, no tienes más que mirarte al espejo. Das pena, por no decir que das asco, tan flacucho y amarillento.)

- ¡Déjame maldita sea! ¡Déjame en paz de una vez! ¡Llevas así tres días…déjame tranquilo por favor!

(¿Me lo dices a mí? Si bueno, no veo a nadie más, porque estás solo. Solo tio. Y como sigas gritando de esa manera te encerrarán en un loquero, y hazme caso, te aseguro que aquello no nos gustará.
Vamos hombre, la pared no tiene la culpa, deja de pegarle puñetazos. ¿Pretendes hacerle daño? No sé, tal vez esta coca te haya dado poderes ultra sensoriales, pero yo no escucho que el muro se queje…)

-¡Basta! ¡Basta, basta, basta, basta! ¡Para ya! ¡Aléjate de mí, me estás volviendo loco!

(Te equivocas pollo, el único que esta volviendo loco a alguien aquí, eres tú, con esa mierda que te metes. Además, yo sólo soy tu pensamiento, voy ligado a ti ¿Recuerdas?
Uhm… ya veo. ¿Así pretendes librarte de mí? Vamos, hazlo. Coge la cuchilla y córtate las venas. ¡Sé valiente!
Nadie te quiere, todos te han dado de lado, primero tu novia, luego tus amigos y por último tu familia. Lo has perdido todo, el trabajo, la libertad de decisión, tus proyectos, tu vida. ¿A qué esperas?
Ya sé, tienes miedo… yo estoy contigo, he sido el único que no te ha dejado tirado. Sólo tienes que coger la cuchilla…eso es, así, con cuidado. ¡Vaya! Parece que tienes práctica en esto. No es la primera vez que lo haces, ¿No es cierto?
Eh, qué haces, ¿Se puede saber qué estás haciendo? Lloras. Vamos que te pasa. ¿Te vas a asustar porque te has rajado la muñeca? Antes te sangraba la nariz y te ha dado igual.
La otra, vamos. ¡La otra muñeca también! Tranquilo, todo te parecerá un sueño, ya lo verás. Así es, no pasa nada ¿ves?
¡Qué! ¿Qué hay, dónde vas? ¿A quién llamas? Déjame adivinar… vas a llamar a la ambulancia. ¡Vas a montar una escena de todo esto! Me encantan los numeritos, prometo guardarlo en la memoria para que siempre lo recuerdes.)

Una voz triste, melancólica y angustiada se escuchaba al otro lado del teléfono. Sorbiendo lo que parecían lágrimas y con la voz congestionada contestó:
-¿Diga?
Comencé a llorar por teléfono como un crío pequeño.
- Hijo mío, ¿Eres tú?
- Mamá… Mamá necesito ayuda.

miércoles, 18 de junio de 2008

HISTORIA DE UN NAUFRAGIO


Entré en aquella sala blanca iluminada por la luz del sol que entraba a raudales por la ventana. En el centro, una mesa de color caoba presidía la habitación imponiendo respeto y un diván de color negro acompañaba la estancia. Me senté en él sin prestarle más atención que la requerida y observe los cuadros que colgaban en la pared llenos de diplomas y otros estudios. El sol que entraba en la habitación daba a mi pecho y me proporcionaba el calor suficiente para derretir todos los temores y miedos que me perseguían. Me recosté en el diván dejando mi libro a los pies y cuando estuve preparado comencé a divagar.


- Creo que nunca le he hablado de mis tiempos como tripulante en buque. Aquellos tiempos eran tan diferentes a los de ahora. Yo era un tipo duro, joven y vigoroso y derrochaba la energía como si de palabrería se tratase. Todas las mañanas antes de que la tripulación despertase corría treinta minutos de proa a popa. Era la mejor media hora de todo el día, pues me despedía de la noche y me refrescaba el aliento fresco del rocío. Hacía abdominales y flexiones para mantenerme en forma, colocaba una barra de veinte kilos entre contenedor y contenedor y hacía dominadas. Cambié mis pesas por pletinas para fortalecer mis bíceps y aún me sobraba tiempo para ducharme y desayunar.
Los desayunos dentro de un barco ya no eran como los de antes, teníamos pan, mantequilla, mermelada, café y zumo, incluso a veces había fruta y cereales y la comida no era mucho peor. Luego nos dedicábamos a los quehaceres diarios, limpiar camarotes y la cubierta, mover puntales y revisar la estiba de contenedores, tanto de cubierta como en la bodega, engrasar las máquinas, recoger cuerdas y arreglar pequeñas chapuzas. Aquel trabajo me hacía sentir todo un hombre, veía como mis músculos brillaban al sol por el sudor y me sentía poderoso.
Una noche de invierno, después de la cena, la tripulación jugaba a cartas y bebía ron como los auténticos piratas. Un bordo al que llamábamos “el manos” llevaba perdiendo toda la noche, cosa curiosa, ya que siempre tenía las mejores jugadas, era todo un experto jugando a cartas. Pues en la última apuesta, dio el todo por el todo y todo lo perdió. Cuando se retiró de la mesa para dar paso a otro tripulante, vio como su contrincante cambiaba la baraja debajo de la mesa.

-¡Ah hijo de la gran puta! ¡Has hecho trampas, estas cartas con la que estábamos jugando estaban marcadas! ¡Eres un traidor, embustero, bellaco! ¡Devuélveme todo lo que me has robado!- Le gritó con la mirada torva y enfurecido por el engaño.
-¡Jamás!-Le comentó éste- Todo lo que he ganado, lo he ganado justamente. Eres tú el que miente porque no tienes buen perder.
-¡Te cortare la lengua a pedazos –dijo mostrando su navaja y paseándola por las narices de su adversario- para que así no puedas mentir nunca más!- Cerró el puño con la navaja dentro y le
atesto un buen puñetazo en toda la napia.

-Entonces se organizó un gran revuelo, hombres contra hombres se ensalzaron en una calurosa batalla. Botellas, vasos, mesas y sillas volaban sobre nuestras cabezas sin control ninguno. Tal era el jaleo que se armó que el mismísimo capitán bajó para ver qué sucedía. Pero en tan mal momento que casi sin darse cuenta se vió atravesado por una barra de hierro en el cuello. La pelea paró de pronto. ¡Nuestro buque se había quedado sin capitán! ¿Qué haríamos ahora? ¿Adónde iríamos sin capitán! ¡Desgracia, oh qué tremenda desdicha! No hay nada peor que una tripulación sin…


-Así que dice que usted trabajaba como tripulante en un barco ¿no es así?
-Así tal cual, como se lo cuento.
-El mes anterior fue piloto de avión de la segunda guerra mundial, el mes anterior a ese, estaba trabajando secretamente para la NASA y la quería boicotear desde dentro y ahora es un simple tripulante. ¿Me dejas ver qué estás leyendo?
-¿Qué estoy leyendo de qué?
-El libro que tienes a tus pies, ¿Me dejas verlo?
-Se titula: Historia de un naufragio.
-Ya veo… sabes que hasta que no me cuentes que hacías el día en que la gasolinera en la que trabajabas salió ardiendo no saldrás de aquí ¿verdad?
-¡Yo nunca he trabajado en ninguna gasolinera, yo sólo recibía ordenes del capitán, y nuestro capitán a muerto porque las cartas estaban marcadas! ¡Dios mío que desgracia! ¡No hay nada peor que una tripulación sin capitán! ¡Estamos perdidos! ¡Vamos a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva…!


Un celador entró en la habitación y le suministró un calmante, le tendieron en la camilla y cogiéndole de la mano la médica le dijo:
-Nos vemos el mes que viene.

martes, 17 de junio de 2008

AMOR AMAR-GO


A veces son tan intensos mis sentimientos hacia ti, que me encantaría estrangularte hasta ver como pierdes la vida en un suspiro. Y yo me lo bebería, me bebería ese suspiro como me bebo tus malas palabras, tus malos gestos y todo lo que de ti me hace daño. Porque solo eres bonita por fuera, por dentro estás podrida, pestilente.

Todo el barrio comenta de ti, todo el mundo me habla de ti y todas las esquinas guardan el perfume de algún beso robado de boca ajena. Y tú sonríes y me dices que la gente es muy mal hablada, y que estás harta de vivir en un pueblo donde todas las miradas apuntan a ti. Pero a quien van a mirar si no, si cuando pasas el mundo se rinde a tus piernas, largas como la lengua de los viejos. A tus caderas que es la cuna donde se mecería más de uno para quedarse dormido, tus pechos, alimento para el hambriento, tus brazos y tus besos refugio para el sin techo y tus ojos la esperanza de los hombres.

¿Celoso yo? Celoso yo, de los cariños que ofreces a cualquiera, de las manos que bajan presurosas desde tu espalda hasta tus nalgas y de tus miradas lascivas a todo aquel que conoce tu juego.
Día a día me quitas la vida corazón, corazón que ha terminado siendo tu balón de entreno antes de cada partido, lo lanzas, lo tiras, lo recoges, lo aguantas…hasta que lo pinchas, y como ya no juega más, lo desechas. Y aquí me quedo yo, recomponiendo trozo a trozo todo lo que ha destrozado el huracán de tu egoísmo a su paso.
Cuando me pregunte el juez, porqué te maté a sangre fría, contestaré que es con la misma sangre que tu me has matado toda esta vida.

domingo, 15 de junio de 2008

DEL DESPERTAR



Le tiró el cinturón de castidad a la cabeza y le gritó que se lo pusiera él.
Se quitó los grilletes que la esclavizaban y lo dejó a sus pies junto con el mayor de sus reproches.
Le prometió que jamás volvería a verla y que ahora él sería preso de su recuerdo.
Se ha puesto sus mejores vaqueros y va a salir a la calle, porque ella es una mujer, una mujer libre.

viernes, 13 de junio de 2008

EMBOTELLADO

“Llevo pensándote desde algún tiempo, y sé que eres tú porque has abierto esta botella, los que muchos habrán dado de lado este mensaje.
Sé que tú también buscas a esa persona que esté dispuesta a hacerte feliz, que dé su vida entera por verte sonreír, que esté dispuesta a sorprenderte constantemente y que te quiera como ninguna otra persona lo ha hecho todavía.
Estás buscando a esa persona que junto a ti, cree vuestro propio universo ajeno a este que nos rodea, que quiera explorar cada rincón de ti y que se instale sin darte cuenta en lo más profundo de tu ser. Que esa persona que estás buscando te permita ser tú mismo y te quiera por ello, que te admire como persona, que crea en ti, que nunca te corte las alas y siempre esté dispuesta a soñar contigo, que juntos de la mano hagáis el camino juntos, sin miedos, sin dudas, sin engaños, sin dolor y que esté dispuesta a luchar con el mundo y con todas sus adversidades.
Que lloréis pocas veces, pero que no falten las lágrimas, ya que también son necesarias. Y que riáis, mucho, hasta no poder más, que crezcáis y os hagáis fuerte uno al lado del otro.
Que seguro hay alguien en este mundo que busca lo mismo que tú, que esté cansado de ese sentimiento que parece amor cuando no es más que egoísmo y quiera algo bueno, bonito y duradero.
Tú que buscas, no dejes de hacerlo que yo tampoco lo haré.
Y me muero de ganas por encontrarte para hacerte feliz, para que seamos felices.”

Algo estalló dentro de mi pecho, llevaba tanto tiempo deseando escuchar lo que mi corazón no para de repetirme que no sabía qué hacer. ¿Quién me escribía esto? ¿Dónde estaba?
En el espigón, a lo lejos, encontré a una chica con una bolsa y de ella no paraba de sacar botellas de cristal que lanzaba al mar sin ton ni son. Me acerqué a ella y le pregunté:
-Niña, oye niña, ¿Por qué tiras estas botellas al mar?
-¿Ya tienes una? Tal vez debería tirarlas desde más lejos, sino todas llegarán a la orilla-dijo más bien pensando para sí, que respondiendo a mi propia pregunta.
-Bueno sí, tal vez sí-contesté mientras observaba como recogía sus cosas del espigón- pero quiero saber ¿Por qué lo haces? ¿Por qué tiras tú estás botellas? ¿Eres tú la que escribe estos mensajes? ¿Tú eres la que busca el amor que nombras en la carta?
-Sí, yo soy la que escribo estos mensajes. ¿Por qué no te ha gustado? ¿Crees que está mal?
-No, pero eres algo pequeña para mí, y para que busques un amor tan profundo como el que dices aquí…-dije mirándola extrañado, sólo podría tener unos doce años.
-Lo que intento hacer con estos mensajes es llenar de esperanza a la gente. Todos necesitamos algo en lo que creer, todos necesitamos que nos ayuden a creer en algo, yo quiero que la gente mantenga viva la esperanza ¿No te has dado cuenta de que el sexo no se define en la carta? Si esa persona realmente quisiera encontrarte dejaría una dirección, un teléfono, algo tal vez para que te pusieras en contacto con ella/ el ¿no crees?

Esto que decía me dejaba pensando, es cierto, en la carta todo el tiempo se hablaba como persona, no como hombre ni mujer y tampoco había dirección, ni teléfono.
-Pues lo único que harás es decepcionar a mucha gente.
-No lo creo, eso tú, que ya sabes la verdad, la persona que lo reciba seguirá buscando ese amor, porque sabe que alguien piensa como el/ella. ¿Tú no te has sentido querido cuando has terminado de leer la carta?
La verdad es que una gran satisfacción había estallado dentro de mí.
-Sí, algo había notado…
- Ahora, ¿Quieres ayudarme a tirar las demás botellas?




¿Qué mensaje meteríais en una botella?

jueves, 12 de junio de 2008

COMIENZO A ENTENDER


Me cansé de ser...
Me cansé de hacer de sabio profesor
de contarte historias que no me creía ni yo.
Me cansé de poner cara de comprender
de darte consejos y de no decirte que yo...
Me cansé de hablar de amor y de no hacerlo contigo
me cansé de recoger lo que sobraba de tus líos
de no ser el que cada noche te quitaba el vestido
me cansé ser menos que un amor,... y más que un amigo.
Creo que ya entiendo lo que sucede.

miércoles, 11 de junio de 2008

CORAZÓN LOCO


"Una es el amor sagrado
Compañera de mi vida
Esposa y madre a la vez


La otra es el amor prohibido
Complemento de mis ansias
Y a quien no renunciaré..."


Mira lo que has conseguido
Corazón loco,
Enfrentar a las dos mujeres de mi vida

¿De qué
lado estoy?

Pues en este juego de tres
Una de las dos sobra
Y ninguna dará tregua

martes, 10 de junio de 2008

SOSPECHAS


Déjame desnudo en la oscuridad, que hoy me falta algo más que una caricia que limpie mi vana esperanza de creer en ti, en mí, en nosotros.
Déjame que baile en ella el tango más triste, para compararla con la soledad infinita que sólo tú sabes ofrecerme.
Déjame que te recite los versos más lastimeros salidos de uno sólo de mis suspiros.
De los labios que me duelen de tanto besar tu boca envenenada, de tus labios impregnados con el sabor de otros labios, otros besos, otro éxtasis.
Y tú vives ajena a este dolor que me quema en el pecho, como si del mismo infierno se tratase, y paseas tu cuerpo aquí y allá, sin reparar ni un solo momento, que son mis ojos los que persiguen inquietos tu movimiento.
Apago la luz porque aquí en la penumbra me siento seguro, del mal de ti, de todos tus males. Pero con la noche vuelves a mí y con ella mi tortura. ¿Dónde has estado? ¿Con quién te has paseado? ¿Hasta que punto le tienes enamorado? Preguntas que chocan de un lado a otro de mi cabeza y que no salen de mi boca porque ya te has desnudado.
Secas mis lagrimas con tu mejilla, cierro los ojos y aspiro tu aroma tan dulce como la melaza, con los dedos recorro tu cuello y con la mano te estrecho fuertemente hacia mí.
Te susurro al oído cuánto te deseo y te muerdo el lóbulo de la oreja mientras sueltas un suspiro y mi mano se dirige a tu entrepierna. Te levanto en peso mientras beso tu boca y te llevo a una esquina de la cama dónde sentada encima mío pegas pequeño botes que a mi me parecen cansados. De la rabia del saber de ese cansancio tuyo, retiro de un manotazo todo lo que hay en la cómoda y te tiendo con dureza en ella, de pié ante ti te penetro rudo, te envisto fuerte, con toda la fuerza que permite mi ímpetu. Y tú chillas por el dolor y por el placer que te causa el saber de mi actuar.
Con una mano acallo tu grito y con la otra sigo atrayendo con fuerza tu cintura hacia mí. Ahora no te salvas, ahora no te libras, ahora sólo soy yo el que te follo. La sola idea provoca un extenuante placer en mi y eyaculo dentro de ti sin importarme lo más mínimo tu placer, ni siquiera te lo mereces.
Pero te levantas de la cómoda y me pegas en la cara, agarro con fuerza tu muñeca y te sacudo como una prenda sucia. De un empujón consigues zafarte de mí dejando la luz encendida.
Déjame desnudo en la oscuridad, que hoy me falta algo más que una caricia que limpie mi vana esperanza en creer en ti, en mí, y en nosotros.

sábado, 7 de junio de 2008

DEL POLLO Y EL PAVO QUE SE FUERON VOLANDO

ODA DE UN EXTRAVÍO

¡Oh bocadillo de pollo con lonchas de pavo!
¿A qué lugar has viajado para haberte extraviado?
Mira que yo te he buscado por todos los rincones
Más sin haberte encontrado, ¡por los cojones
A san cucufato con este pañuelo le ato!

De filete de pollo, lechuga verde, atún y pavo
Hecho en casa y con esmero yo te había preparado
Para no manchar si quiera mi estupendo delantal
Envuelto en film transparente a falta de papel albal
De haberlo sabido de un bocado te hubiese devorado.

Bocadillo de delicioso pavo y crujiente pollo frito
¿Cómo puede ser que de la cocina hayas salido?
Siendo pollo de plaza, ni que fueras de Kentucky
De seis, siete u ocho alas te deseo good lucky!
En tu vuelo hacia el olvio, oda de un extravío.

jueves, 5 de junio de 2008

POEMA XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


PABLO NERUDA

¡Dios mío que bellos estos versos!