
(No te ha sentado bien la última raya, ¿Eh, chico? Ahora te duele la cabeza y te escuecen los ojos. ¿Cuántos días llevas sin dormir?
Eso, lávate la cara y empápate bien la cabeza con agua, tal vez así consigas depurar tus pensamientos.
¿Qué es eso, te sangra la nariz? Estás metido hasta el cuello chaval, no tienes más que mirarte al espejo. Das pena, por no decir que das asco, tan flacucho y amarillento.)
- ¡Déjame maldita sea! ¡Déjame en paz de una vez! ¡Llevas así tres días…déjame tranquilo por favor!
(¿Me lo dices a mí? Si bueno, no veo a nadie más, porque estás solo. Solo tio. Y como sigas gritando de esa manera te encerrarán en un loquero, y hazme caso, te aseguro que aquello no nos gustará.
Vamos hombre, la pared no tiene la culpa, deja de pegarle puñetazos. ¿Pretendes hacerle daño? No sé, tal vez esta coca te haya dado poderes ultra sensoriales, pero yo no escucho que el muro se queje…)
-¡Basta! ¡Basta, basta, basta, basta! ¡Para ya! ¡Aléjate de mí, me estás volviendo loco!
(Te equivocas pollo, el único que esta volviendo loco a alguien aquí, eres tú, con esa mierda que te metes. Además, yo sólo soy tu pensamiento, voy ligado a ti ¿Recuerdas?
Uhm… ya veo. ¿Así pretendes librarte de mí? Vamos, hazlo. Coge la cuchilla y córtate las venas. ¡Sé valiente!
Nadie te quiere, todos te han dado de lado, primero tu novia, luego tus amigos y por último tu familia. Lo has perdido todo, el trabajo, la libertad de decisión, tus proyectos, tu vida. ¿A qué esperas?
Eso, lávate la cara y empápate bien la cabeza con agua, tal vez así consigas depurar tus pensamientos.
¿Qué es eso, te sangra la nariz? Estás metido hasta el cuello chaval, no tienes más que mirarte al espejo. Das pena, por no decir que das asco, tan flacucho y amarillento.)
- ¡Déjame maldita sea! ¡Déjame en paz de una vez! ¡Llevas así tres días…déjame tranquilo por favor!
(¿Me lo dices a mí? Si bueno, no veo a nadie más, porque estás solo. Solo tio. Y como sigas gritando de esa manera te encerrarán en un loquero, y hazme caso, te aseguro que aquello no nos gustará.
Vamos hombre, la pared no tiene la culpa, deja de pegarle puñetazos. ¿Pretendes hacerle daño? No sé, tal vez esta coca te haya dado poderes ultra sensoriales, pero yo no escucho que el muro se queje…)
-¡Basta! ¡Basta, basta, basta, basta! ¡Para ya! ¡Aléjate de mí, me estás volviendo loco!
(Te equivocas pollo, el único que esta volviendo loco a alguien aquí, eres tú, con esa mierda que te metes. Además, yo sólo soy tu pensamiento, voy ligado a ti ¿Recuerdas?
Uhm… ya veo. ¿Así pretendes librarte de mí? Vamos, hazlo. Coge la cuchilla y córtate las venas. ¡Sé valiente!
Nadie te quiere, todos te han dado de lado, primero tu novia, luego tus amigos y por último tu familia. Lo has perdido todo, el trabajo, la libertad de decisión, tus proyectos, tu vida. ¿A qué esperas?
Ya sé, tienes miedo… yo estoy contigo, he sido el único que no te ha dejado tirado. Sólo tienes que coger la cuchilla…eso es, así, con cuidado. ¡Vaya! Parece que tienes práctica en esto. No es la primera vez que lo haces, ¿No es cierto?
Eh, qué haces, ¿Se puede saber qué estás haciendo? Lloras. Vamos que te pasa. ¿Te vas a asustar porque te has rajado la muñeca? Antes te sangraba la nariz y te ha dado igual.
La otra, vamos. ¡La otra muñeca también! Tranquilo, todo te parecerá un sueño, ya lo verás. Así es, no pasa nada ¿ves?
¡Qué! ¿Qué hay, dónde vas? ¿A quién llamas? Déjame adivinar… vas a llamar a la ambulancia. ¡Vas a montar una escena de todo esto! Me encantan los numeritos, prometo guardarlo en la memoria para que siempre lo recuerdes.)
Una voz triste, melancólica y angustiada se escuchaba al otro lado del teléfono. Sorbiendo lo que parecían lágrimas y con la voz congestionada contestó:
-¿Diga?
Comencé a llorar por teléfono como un crío pequeño.
- Hijo mío, ¿Eres tú?
- Mamá… Mamá necesito ayuda.
Eh, qué haces, ¿Se puede saber qué estás haciendo? Lloras. Vamos que te pasa. ¿Te vas a asustar porque te has rajado la muñeca? Antes te sangraba la nariz y te ha dado igual.
La otra, vamos. ¡La otra muñeca también! Tranquilo, todo te parecerá un sueño, ya lo verás. Así es, no pasa nada ¿ves?
¡Qué! ¿Qué hay, dónde vas? ¿A quién llamas? Déjame adivinar… vas a llamar a la ambulancia. ¡Vas a montar una escena de todo esto! Me encantan los numeritos, prometo guardarlo en la memoria para que siempre lo recuerdes.)
Una voz triste, melancólica y angustiada se escuchaba al otro lado del teléfono. Sorbiendo lo que parecían lágrimas y con la voz congestionada contestó:
-¿Diga?
Comencé a llorar por teléfono como un crío pequeño.
- Hijo mío, ¿Eres tú?
- Mamá… Mamá necesito ayuda.
2 comentarios:
Bueno, en este relato me esmerado un poco y he prestado bastante atención a las comas y las pausas obligatorias para la entonación que quería darle.
Manolo, si ves algo que no te cuadre, espero que me lo digas igual.
UN ABRAZO PAISANO
Nada que decirte al respecto, el texto mantiene una buena forma y has conseguido reflejar bastante bien ese caos mental del personaje. Muy bien, aún así si veo alguna cosilla te lo comentaré. Mi amigo el escritor Paco Huelva acaba de publicar un libro que ha titulado "El perfil de los sueños" y trata sobre esos estados que navegan entre la cordura y la locura. Conociendo lo bueno que es Paco escribiendo ya, sin haberlo aún leido, me atrevo a recomendártelo.
Vino y besos.
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