
Entré en aquella sala blanca iluminada por la luz del sol que entraba a raudales por la ventana. En el centro, una mesa de color caoba presidía la habitación imponiendo respeto y un diván de color negro acompañaba la estancia. Me senté en él sin prestarle más atención que la requerida y observe los cuadros que colgaban en la pared llenos de diplomas y otros estudios. El sol que entraba en la habitación daba a mi pecho y me proporcionaba el calor suficiente para derretir todos los temores y miedos que me perseguían. Me recosté en el diván dejando mi libro a los pies y cuando estuve preparado comencé a divagar.
- Creo que nunca le he hablado de mis tiempos como tripulante en buque. Aquellos tiempos eran tan diferentes a los de ahora. Yo era un tipo duro, joven y vigoroso y derrochaba la energía como si de palabrería se tratase. Todas las mañanas antes de que la tripulación despertase corría treinta minutos de proa a popa. Era la mejor media hora de todo el día, pues me despedía de la noche y me refrescaba el aliento fresco del rocío. Hacía abdominales y flexiones para mantenerme en forma, colocaba una barra de veinte kilos entre contenedor y contenedor y hacía dominadas. Cambié mis pesas por pletinas para fortalecer mis bíceps y aún me sobraba tiempo para ducharme y desayunar.
Los desayunos dentro de un barco ya no eran como los de antes, teníamos pan, mantequilla, mermelada, café y zumo, incluso a veces había fruta y cereales y la comida no era mucho peor. Luego nos dedicábamos a los quehaceres diarios, limpiar camarotes y la cubierta, mover puntales y revisar la estiba de contenedores, tanto de cubierta como en la bodega, engrasar las máquinas, recoger cuerdas y arreglar pequeñas chapuzas. Aquel trabajo me hacía sentir todo un hombre, veía como mis músculos brillaban al sol por el sudor y me sentía poderoso.
Una noche de invierno, después de la cena, la tripulación jugaba a cartas y bebía ron como los auténticos piratas. Un bordo al que llamábamos “el manos” llevaba perdiendo toda la noche, cosa curiosa, ya que siempre tenía las mejores jugadas, era todo un experto jugando a cartas. Pues en la última apuesta, dio el todo por el todo y todo lo perdió. Cuando se retiró de la mesa para dar paso a otro tripulante, vio como su contrincante cambiaba la baraja debajo de la mesa.
-¡Ah hijo de la gran puta! ¡Has hecho trampas, estas cartas con la que estábamos jugando estaban marcadas! ¡Eres un traidor, embustero, bellaco! ¡Devuélveme todo lo que me has robado!- Le gritó con la mirada torva y enfurecido por el engaño.
-¡Jamás!-Le comentó éste- Todo lo que he ganado, lo he ganado justamente. Eres tú el que miente porque no tienes buen perder.
-¡Te cortare la lengua a pedazos –dijo mostrando su navaja y paseándola por las narices de su adversario- para que así no puedas mentir nunca más!- Cerró el puño con la navaja dentro y le atesto un buen puñetazo en toda la napia.
-¡Jamás!-Le comentó éste- Todo lo que he ganado, lo he ganado justamente. Eres tú el que miente porque no tienes buen perder.
-¡Te cortare la lengua a pedazos –dijo mostrando su navaja y paseándola por las narices de su adversario- para que así no puedas mentir nunca más!- Cerró el puño con la navaja dentro y le atesto un buen puñetazo en toda la napia.
-Entonces se organizó un gran revuelo, hombres contra hombres se ensalzaron en una calurosa batalla. Botellas, vasos, mesas y sillas volaban sobre nuestras cabezas sin control ninguno. Tal era el jaleo que se armó que el mismísimo capitán bajó para ver qué sucedía. Pero en tan mal momento que casi sin darse cuenta se vió atravesado por una barra de hierro en el cuello. La pelea paró de pronto. ¡Nuestro buque se había quedado sin capitán! ¿Qué haríamos ahora? ¿Adónde iríamos sin capitán! ¡Desgracia, oh qué tremenda desdicha! No hay nada peor que una tripulación sin…
-Así que dice que usted trabajaba como tripulante en un barco ¿no es así?
-Así tal cual, como se lo cuento.
-El mes anterior fue piloto de avión de la segunda guerra mundial, el mes anterior a ese, estaba trabajando secretamente para la NASA y la quería boicotear desde dentro y ahora es un simple tripulante. ¿Me dejas ver qué estás leyendo?
-¿Qué estoy leyendo de qué?
-El libro que tienes a tus pies, ¿Me dejas verlo?
-Se titula: Historia de un naufragio.
-Ya veo… sabes que hasta que no me cuentes que hacías el día en que la gasolinera en la que trabajabas salió ardiendo no saldrás de aquí ¿verdad?
-¡Yo nunca he trabajado en ninguna gasolinera, yo sólo recibía ordenes del capitán, y nuestro capitán a muerto porque las cartas estaban marcadas! ¡Dios mío que desgracia! ¡No hay nada peor que una tripulación sin capitán! ¡Estamos perdidos! ¡Vamos a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva, a la deriva…!
Un celador entró en la habitación y le suministró un calmante, le tendieron en la camilla y cogiéndole de la mano la médica le dijo:
-Nos vemos el mes que viene.
2 comentarios:
Bueno, pues empiezo, el relato está muy bien llevado, es original y tiene ritmo. Ahora, con tu permiso, las correcciones:
En el primer párrafo. Pones "diplomas y otros estudios", te quedaría mejor cambiando esa frase por "diplomas de cursos o estudios" o "diplomas y otros documentos enmarcados con apariencia de ser oficiales..."
Repites la palabra "sol", cámbiala por algún sinónimo (astro rey, por ejemplo)
Debes usar más comas, no debe parecer al leer el párrafo que estamos perdiendo el aire.
Segundo párrafo: repites "tiempo", cámbialo por época, años...
En un barco no hay rocío, habla de relente de la mañana, es ,más propio de la mar.
Refrescar está muy cerca de aliento fresco, parece que se repite la idea y la palabra.
en el siguiente párrafo repites muy próximas la palabra "cartas", puedes usar el sinónimo (naipes).
Prueba a echar un vistazo a estas cositas, cambias las que creas convenientes y a ver qué tal.
Vino y besos.
Es que me falta vocabulario Manolo tio, mira que ya tengo en la mesita de noche un diccionario eh? Tendré que darle un mayor uso del que le doy y hacerme oraciones con los sinónimos para que se me queden grabados. Como cuando estaba en el cole. Jajaja.
Gracias por tus consejos paisano.
VINO Y VERSOS
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