Ahora que ya sé el final de esta historia, me encuentro preso entre la realidad y la memoria. Entre el antes y el ahora hay un oscuro océano, una historia que me ha cambiado la vida por completo, que ha variado mi rumbo saliéndome de los límites impuesto. He sido el capitán de una embarcación que no he sabido manejar, dejándome llevar por las mareas, metiéndome en aguas turbulentas, en insaciables mares de pasión, en profundos océanos inexplorados, me he adentrado tanto que no vi llegar el desastre que se anunciaba con grandes señales. Y me encontré de lleno con el maremoto que destrozaría mi pequeña balsa en la que navegaba siguiendo el rumbo de las cambiantes aguas. Mi embarcación sin tripulantes, dónde yo era capitán, marinero, grumete y esclavo, está destrozada, hundida en el fondo del mar, hecha astillas, con todos mis tesoros y secretos navegando solos e incontrolables, a la deriva en un mar de lamentos. Ahora, después del naufragio estoy irreconocible, parece ser que me he vuelto loco o al menos eso quiero creer, no sé quién soy, ni lo que quiero, ni adónde voy. Sólo sé que estoy abrazado a un pedazo de madera que me lleva con un ligero vaivén hasta un lugar apartado lejos del desastre.
Los últimos dos años los he pasado edulcorados, embadurnados con miel y azúcar de caña. He vivido tanto ese sueño que ahora me cuesta mucho despegarme de el y hacerme a la idea de que tengo que salir yo solito, quitándome los empalagosos ropajes rosados con baños de amarga hiel y vinagre, escociéndome por todos lados.
Ésta historia da comienzo hace un par de veranos, por ese entonces yo tenía veintisiete años. Ese mismo verano pedí una excedencia en el trabajo por espacio de unos meses para poder sanearme un poco las ideas, quería, más bien necesitaba un cambio de aires, algo diferente que estar mecanografiando todo el día en un despacho de paredes grises. Con lo ahorrado y con las vacaciones ya a la vista puse rumbo a Barcelona, pensé que tal vez allí podría encontrar un trabajo más próspero o incluso oportunidades nuevas y sin ton ni son cogí el primer vuelo que me llevaría a la Ciudad Condal.
Tenía un amigo allí, que me dejó por un módico precio al mes, alojarme en su piso de alquiler todo el tiempo que necesitase hasta aclarar mis dudas. Lo cual me pareció correcto porque durante un par de meses Antonio sería mi guía personal y profesor particular de catalán. Ya que estaba allí podría aprovechar y aprender la lengua.
Antonio estaba en un piso de alquiler al final del Paralelo, una zona bastante cerca del centro de la ciudad, con mucho movimiento de coches, bares, restaurantes, hoteles, bingos, parking…
Un viernes a la noche y cuando Antonio terminó su jornada laboral, decidimos ir a ver una obra de teatro. Mi primera obra de teatro en Barcelona. Me asombré al enterarme de que había más de un teatro en aquella ciudad, incluso musicales. Pensé por un momento que tal vez Barcelona fuese como Broadway.
-No, Héctor, esto no es Hollywood.
-Estaba pensando en Broadway.-dije entre risas.
Sentado allí en la butaca y cuando las luces se hubieron apagado, me quedé maravillado contemplando todo aquel espectáculo.“Cats” se llamaba, y unas cosquillas removieron mi interior, como miles de mariposas revoloteando por todo mi yo.
Mi madre siempre me había dicho desde muy pequeño que tenía un talento innato para dramatizar, siempre decía que de todo hago una escena, un numerito en el que yo tengo siempre el papel principal. ¡Teatrero!-me decía- y no importa si el papel no lo has estudiado es que te sale de dentro hijo mío.
Así que al terminar la obra, esperé sentado hasta que la gente hubo marchado, no tenía muy claro que es lo que iba a hacer ni porqué, pero algo en mi interior me empujaba a hacerlo. Salté por encima del escenario y estuve buscando entre bastidores a algún artista de la pista. Para cuando los encontré estaban todos quitándose sus pinturas y vestiduras de gato en una enorme habitación, que a simple vista parecía estar totalmente desordenada. Había baúles llenos de ropa y zapatillas, cajas repletas de maquillaje, instrumentos, luces, focos y cables por todos lados. Se escuchaban aplausos, risas y copas brindando. Cogí a uno de los felinos por el brazo y le comuniqué que me gustaría hablar con el responsable de allí.
-¿Perdón? ¿Te estas refiriendo al director del espectáculo?
-Si… bueno, me refería al que manda aquí, al que parte el bacalao.
- El que parte el bacalao… ¡Eh! Gatitos, escuchad a este, que dice que quiere hablar con “El Gomas”.
La gente atolondrada se me quedó mirando y yo noté ruborizarme, mucho quizás, porque la gente estalló en carcajadas señalándome con el dedo. Finalmente estaba a punto de salir por la puerta cuando el felino que me ridiculizó delante de todos los allí presentes me silbó.
-Eh tú, espera no te vallas, eres guapo y alto, lo mismo le puedes interesar al jefe. Pásate mañana a eso del mediodía, lo encontrarás por aquí. Y trae un currículo espabilao. Ahora largo de aquí. ¡Vete!
Aunque avergonzado salí del teatro bastante esperanzado con lo que había hecho. Sólo tenía un problema, yo nunca había actuado en un escenario, ni tengo una carrera como actor, ni siquiera he ido a una escuela a aprender a ser una bota. Me temblaron las rodillas y un brazo amigo me rodeo por el cuello.
-Tío, ¿que hacías allí dentro? Los lavabos están aquí fuera…
-He ido a buscar trabajo.
-¿Dónde en un teatro? ¿Qué quieres ser acomodador?
-Antonio quiero ser artista.
No sabría explicar la cara que puso mi amigo al enterarse de esta noticia.
-Me estás tomando el pelo.
-No.-dije muy serio.
-Bueno, y en ese caso ¿Qué ha sucedido? ¿Qué te han dicho?
-Mañana tengo una entrevista.
miércoles, 30 de abril de 2008
CONTRA EL CALENDARIO (ACTO I)
martes, 29 de abril de 2008
UNA VIEJA Y UN VIEJO
Cuando la gente pasa por su lado, hablan de cosas insulsas, el tiempo, la velocidad de los años, una vejez no deseada, o de una vejez con un espíritu fuerte y un corazón que a pesar de los años puede dar tanto amor o más que antes. Hablan de la familia, de los que están y de los que ya han marchado, lo grandes que están ya sus hijos y de sus pequeños y traviesos nietos.-Una generación que viene empujando fuerte -dice uno de ellos.
Herminio y Anita ya peinan canas, muy a su pesar, porque ya uno no es lo que era antaño, la piel se arruga y se hace pellejosa y dura, pierde la suavidad y el aroma a vida que desprendía. La belleza, algo que se pierde con los años.-Pero como dice el refrán: la que tuvo, retuvo- le suelta con picardía Herminio a Anita mientras nadie les mira, ni les echan en cuenta. Ella le sonríe socarrona, hacía mucho que nadie le decía algo similar.
Con los años también se pierde la candidez, la dulzura y la coquetería, llega un momento en que lo único por lo que luchas es por seguir viviendo, por ver madurar a tus hijos, tarea imposible o que tardará aún en llegar, por ver crecer a tus nietos, al menos hasta hacer la comunión, desearías ser eterno, para revivir todos los acontecimientos ya realizados con tus hijos, ahora con tu nietos.
A ambos les dan las tantas, hasta bien entrada la tarde charlando en un banco, dan de comer a las palomas, le lanzan la pelota a los niños del parque, saludan vecinos, y en la intimidad de sus miradas, se dicen los “te quiero a mi lado” más hermosos que jamás se han oído. El simple roce de sus manos los hace estremecer de ternura, de añoranza, de un amor gastado por los años, pero con ilusiones renovadas.
Las miradas atónitas de la gente, los dedos acusadores que los señalan sin cesar, la risa burlesca y sus chistes del sexo a la tercera edad hacen de ese amor, de esa necesidad de envejecer junto a alguien, la necesidad de no hallarse sólo cuando la muerte les ronde, una mofa en el barrio.
Una tarde, cuando el sol de verano dejó de dar por las calles, Herminio sentado en el mismo banco de siempre, esperaba con un ramillete de margaritas, la llegada de Anita.
-Señor Herminio, ¡qué flores tan bonitas! ¿Es para la novia?
-Sí, joven, son para la Señora Ana. ¿Cree usted que le gustarán las margaritas?
-¡Pues claro que sí! No hay mujer en este mundo que no caiga rendida ante unas flores. Pero abuelo, yo que usted tomaría precauciones que a su edad ya no está uno para tantas fiestas.
Herminio desconcertado por el abuso de confianza y por su tono irónico decidió darle la razón para no entrar a discutir con aquel desaprensivo.
- Pues sí joven, tiene usted razón, uno a esta edad ya no es lo que era, pero no se preocupe, ahora usted es joven y fuerte, aproveche ahora, que a esta edad serán sus hijos quiénes le digan estas cosas.
La sonrisa de aquel hombre, se fue desdibujando a medida que las palabras de Herminio hacían mella dentro de el.
Al llegar la noche y al mirar por la ventana mientras hacía de cenar, me encontré a Herminio sentado en el banco con las flores aún en la mano. Me asustó mucho verlo allí solo, sin ninguna compañía y a horas tan altas. Me eché un pañuelo a los hombros y bajé a hablar con el.
-Señor Herminio, ¿Se puede saber que hace usted a estas horas de la noche aún en el banco?
- Pienso señorita, pienso.
-Debería de saber que la calle a estas horas es muy peligrosa, puede pensar igualmente en su casa. ¿Qué le pasa? ¿Ha discutido con la señora Ana?
Aquel hombre viejo, alzo su mirada, encontrándose con la mía. Unos ojos que anteriormente pudiesen haber sido azules, ahora eran de un celeste apagado, las arrugas dibujaban el contorno de sus ojos, no tenía apenas cejas, y aún tenía muchas pecas por la cara, o tal ve fuesen manchas de la piel.
- La señora Ana, no va a venir, no volverá a venir nunca más. Pues esta misma tarde ha fallecido.
-¡Ay Dios Mío! ¿Y usted como sabe eso señor Herminio? ¿Quién le ha dicho tal cosa?
-No hace falta que nadie lo diga, a esta edad, uno ya sabe las cosas que sabe. –Herminio se levantó como si el cuerpo le pesase veinte kilos más de lo normal, haciendo crujir todos los huesos de su espalda y la rodilla derecha. Se giró de nuevo a la vecina que esperaba una respuesta más concreta de él, pero que no le iba a dar.- A esta edad, no es aconsejable amar a nadie, pues estas cosas pasan. Buenas noches vecina.
Me quedé allí sentada, en el banco pensando en las palabras que me acababa de decir el viejo Herminio. ¿Cómo podía saber que la Señora Ana había muerto? Entonces lo vi. El ramillete que llevaba Herminio esta tarde, con sus margaritas frescas, estaban muertas y podridas en sólo cuestión de horas. Una brisa me corrió por la espalda, me sacudí y subí corriendo a mi casa.
viernes, 25 de abril de 2008
CITAS Y FRASES CÉLEBRES (III)
Demócrito de Abdera (460 AC-370 AC) Filósofo griego.
miércoles, 23 de abril de 2008
SANT JORDI

Le gustaba encontrarse con la gente y que ésta llevase libros en la mano, la tradición manda que a él se le regala un libro y a ella una rosa. Yo creo que debe haber un libro y una rosa para ambos. Aun así, Ángela tenia un serio problema, Ángela no tenía pareja que le regalase, Ángela no tenía pareja a quién regalar, por lo tanto, otro año más Ángela se quedaría sin su novela de Carlos Ruiz Zafón y sin rosa de marca páginas.
T_T Este es el final más triste que he escrito nunca. T_T

domingo, 20 de abril de 2008
VIEJOS AMIGOS

Los dos viejos amigos se encuentran exactamente en el centro de todos los cruces, donde mueren los cuatro caminos. Uno de ellos va a morir en ese preciso instante, el otro no podrá hacer nada por remediarlo.
- Ay viejo amigo, -dice uno de ellos mientras se quita el sombrero- ¿Cómo usted por aquí?
- Verás, he salido a caminar, ya sabe, uno a esta edad si no se mueve se atrofia. Más aún de lo que uno está.
- Qué razón tiene. Y cuénteme viejo amigo, ¿Qué ha sido de su vida, de usted en todos estos años?
- Pues he sido feliz, amigo mío, o al menos eso he procurado siempre. Nunca he tenido más que mi familia y tampoco he querido algo más que eso.-el viejo mira a su amigo que parece no entenderle muy bien, respira hondo, traga saliva y decide explicarle más extensamente a qué se refiere.- Conocí a una buena mujer hace ya, bastantes años, con la que me casé y tuve doce hijos, de las cuales sólo vivieron ocho y uno de ellos falleció dos años más tarde, así que en cierto modo y de cuerpo presente éramos siete. Decidimos irnos a vivir lejos de la ciudad. El sueldo de ambos era demasiado bajo para subsistir con toda esa caballería hambrienta y pagar un piso. Ella era maestra y yo un simple camarero de taberna. Decidimos mudarnos a un pueblo, plantar nuestros propios alimentos, vivir de nuestros cultivos, ya sabe, una vida más sana, más bonita que la de la ciudad. Los años que pasamos todos juntos fueron los más felices de mi vida, puedo decirle con toda certeza que no he vivido mejores años que aquellos.- Se quedó pensativo mientras se rascaba la calva.
- Y dígame viejo amigo ¿Qué sucedió?
- Bueno, los infantes crecieron, ellos y ellas se hicieron mayores y cada uno salió a buscar su vida. Mi mujer hace cuatro años que falleció, los mismos que yo llevo paseando por todo el mundo. ¿Y usted amigo mío, que ha sido de usted en esta vida?
- Bueno, viejo amigo, mi vida es algo difícil de explicar, llevo la gran parte de mi vida trabajando incansablemente, siempre disfrazándome de lo que la gente quiere, no me he casado, ni he tenido hijos, mi trabajo no me lo permite. A la gente normalmente no le gusta hablar de mí, les atemoriza mi presencia y llevo toda mi vida sólo. Muy poca gente entiende mi trabajo y los pocos que lo entienden se les trata de locos y enfermos mentales.
- Amigo mío, por lo que me cuenta no me parece que usted haya sido feliz en su vida, ¿o me equivoco? –Dice mientras se peina el bigote y se acaricia nuevamente la calva.- Cuénteme más.
- Me temo que no tenemos más tiempo para charlar viejo amigo. No nos queda.
- Sólo una última pregunta, dice usted que siempre va disfrazado. ¿Hoy también?
- Hoy también amigo mío. Hoy soy un viejo amigo suyo.
En ese momento un águila surca el cielo buscando una roca en dónde partir el caparazón de una pesada tortuga que lleva entre sus garras. Roca que confunde con la calva de uno de los amigos y muere en ese preciso instante.
-Se me olvidó decirle amigo mío que la gente que se para a hablar conmigo, es porque me ve y eso significa que ya ha llegado su momento. Me alegro de que en su vida haya sido muy feliz, pues la mayoría de gente nunca ha conocido ni experimentado si quiera la felicidad.
sábado, 19 de abril de 2008
SONETO XXVII

viernes, 18 de abril de 2008
EL BOSQUE DE WELSSINSTER

Sus pasos no eran los únicos que se escuchaban, alguien la perseguía, alguien iba detrás de ella pisándole los talones. Sara había visto algo que no debería haber presenciado en ningún momento. Si por ella fuese, hubiese deseado arrancarse los ojos antes de verse inmiscuida en la situación en la que ahora mismo se encontraba.
Su corazón, su mente y sus pensamientos iban y venían más rápido de lo que sus piernas podían dar de sí, pensó en rendirse, luego pensó en esconderse, pero su cuerpo no atendía a razones y lo único que conseguía era correr hacia delante, sin mirar atrás. Nunca había corrido tanto en su vida, pero tampoco nadie la había perseguido nunca con el fin de hacerle daño. Unos perros que deberían de andar sueltos por el bosque empezaron a ladrar, olían a kilómetros de distancia el miedo que Sara desprendía por cada poro de su piel, a la velocidad que iba su cabeza ya se veía devorada por alguno de esos salvajes perros.
Pensaba en su madre, en lo calentita y confortable que le hacía sentir uno de sus abrazos y empezó a llorar, un llanto lento y doloroso que lastima sólo de imaginarlo. Hubiese gritado de buen gusto buscando por donde fuese a alguien que pudiera ayudarla, gritaría a pleno pulmón hasta quedarse afónica, pero de nada le serviría porque en el bosque de Welssinter no habitaba nadie. No había árboles o arbustos que ofreciesen frutos, no había buenas vistas, era un bosque muerto en el que sólo habitaban roedores, aves y otros depredadores.
Sara corría y corría sin descanso, saltando raíces que sobresalían del suelo, retirando a dos manos las ramas de los árboles que se metían en su camino, sorteando boquetes y madrigueras, saltando charcos. Sara dejó de escuchar los pasos y la jadeante respiración de quien la perseguía, Sara siguió corriendo y fue entonces cuando giro la cabeza hacia atrás, quería cerciorarse de que allí no había nadie más corriendo que ella. Puede que los perros le hayan alcanzado y que ahora estén disfrutando de un buen festín. Sara sonrió para sus adentros, se había librado de aquel maníaco que quería dar con ella, se sentía satisfecha de no haber abandonado la carrera en ningún momento y seguir luchando por su vida, Sara estaba apunto de chillar de alegría cuando su pie derecho tropezó con unos escalones de piedra que se encontraban cubiertos por hojas. Sara salió volando por los aires y en un instante se sintió desfallecer, porque cayó al suelo con tan mala suerte que su cabeza fue a dar en una piedra y perdió el conocimiento.
Cuando Sara volvió en sí, le dolía la cabeza horrores y la boca le sabía a sangre. Abrió los ojos y se encontró en el sótano de casa, todo estaba aparentemente normal. ¡No! Ella no estaba en casa, ella estaba corriendo, huyendo de alguien, ella estaba en el bosque y ahora se encontraba en el sótano de su casa. Algún detalle que no llegaba a acertar se le escapaba. Sara volvió a perder el conocimiento.
La luz del sótano se encendía y apagaba intermitentemente, allí abajo hacía frío y olía a humedad. Un ruido bestial la hizo volver en sí, sobresaltada miró a un lado y al otro, buscando respuestas. Tenía los pantalones mojados, se había echo pipi y ni se había enterado. Las manos y los pies los llevaba atados con una cuerda. A lo lejos se encontraba su madre sentada en una silla en las mismas condiciones que ella. Pero un muro las separaba. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba ella?
Alguien le agarraba de los pies, no estaba sola y Sara empezó a chillar.
Unos ojos marrones se asomaron por el único ladrillo de la pared que faltaba por poner.
Aquel muro que la separaba de su madre estaba siendo su muerte
-Aquí acaba tu vida, todo cuánto hayas visto u oído dejará de formar parte de ti. El emparedamiento es algo difícil y requiere su tiempo, pero nada comparable con el tiempo que tú pasarás encerrada dentro de una pared. Esa agonía y sufrimiento vale la pena. Y más cuando las ratas te devoren los intestinos mientras tú sigas estando viva.
Sara le escupió a la cara, y aquel tipo selló con una carcajada el último ladrillo que la separaba de la vida.
jueves, 17 de abril de 2008
DIAS DE CAMA

Tú sólo no te vayas todavía. No te levantes de la cama. ¿Qué tienes que hacer con tanta urgencia? No tengas tanta prisa por marchar, que yo aún tengo muchas ganas de estar contigo, de tocarte el pelo, acariciarte el cuello, besar tus labios, susurrarte al oído, que esta noche que hemos pasado juntos me ha sabido a poco. No, no te levantes todavía, no te vayas corazón.
En el momento en que uno sólo de los dedos de tus pies roce el suelo, te pondrás en contacto con el mundo y toda esta noche pasará a ser un recuerdo. No dejes que eso suceda con nosotros, llevamos muy poco tiempo juntos y tengo que explorar y conocer muchas cosas de ti, de tu alma, de tu persona, de tu sexo. No nos conviertas en recuerdo tan pronto. Ven aquí, quédate un poco más, abrázame, enrédate conmigo, bésame, súbeme, hazme bullir, hazme delirar contigo, crea mi fiebre.
Sólo son las nueve de la mañana de un día gris de lluvia intensa, eso nos da aún dos o tres horas más de compañía, de sueños por explicar, de secretos por contar, de cosas que no te he dicho, que si te marchas se quedarán en mi, haciendo pasadizos subterráneos que carcomerán mi alma sin descanso. Además por los tres dedos que dejamos ayer entrever por la persiana, entra la claridad suficiente para confirmar que el día es gris oscuro, opaco y sin brillo, un gris pesado y espeso y si quieres, aquí, desde la cama podemos pintarlo de colores. Tú y yo tenemos el secreto de todos los colores, todas las gamas y tonalidades, que existen y por existir. ¿Qué te parece si al cielo le ponemos el color de los sueños? tal vez un rosa pastel, o le ponemos del color de la hierba fresca, no no, mejor aún, el color del rocío de la mañana, ese celeste casi blanquecino, o de un rojo burdeos, como el color de tus labios, como el calor de tu espíritu.
Amor, me has robado el alma, el corazón y mi ser por completo y te lo quieres llevar contigo bajo el brazo, paseándolo por la ciudad como quién lleva el periódico o una agenda de teléfonos. No me parece justo, pero con todo y eso, te la quieres llevar dejándome así como un cuerpo vacío, envenéname con uno más de tus besos y lárgate.
Y ahora que ya han terminado mis cinco minutos para hacerte cambiar de opinión, ¿Te vas o te quedas?
miércoles, 16 de abril de 2008
TU RISA
domingo, 13 de abril de 2008
... OJÚ REFLEXIÓN.

Y tampoco es que pienses: pues con ésta persona soy tal y con la otra cual, no. Yo creo que influyen muchos factores además de los ya mencionados, no sé, si el día está soleado, o si ha estado lloviendo toda la noche, si has hecho el amor o llevas como veinte siglos sin rozar otra boca, si es primavera u otoño, si hace frío o calor, si has llorado o tienes resaca, si has leído a Pablo Neruda o si has visto un largometraje de David Lynch, si te gusta como te has vestido hoy o por el contrario te sientes inseguro, si te has levantado pensando en las musarañas o aún no lo has hecho. Y hay muchas más, si tienes prisas, si has desayunado, si tu madre te ha llamado veinte millones veces por teléfono, si has perdido el autobús, si a tu vecino le cae agua de tu cuarto de baño o porque hoy no tengas ganas de aguantar ni a tu propia sombra.
La cuestión es que parece, que el día que conocemos a alguien, no llegamos a ser del todo sinceros con esa persona, ni a nosotros mismos. ¿Y que puedes hacer al respecto? Bueno, puedes seguir actuando hasta que la bestia salga a flote y te desenmascares/n o, puedes reaccionar y empezar de nuevo, claro que eso puede provocar espantos y desilusiones, pero tal vez sea lo mejor a corto que a largo plazo.
Yo he provocado ese efecto en varias personas, soy:
LA SANTA
EL ROLLO DE UNA NOCHE
LA LOCA
LA CUERDA
LA INTELECTUAL
LA SOBERBIA
LA INTROVERTIDA
LA IMPACIENTE
LA HISTERICA
LA INCOMPRENSIBLE
LA TONTA, ESTÚPIDA QUE NO SOPORTO
LA QUE VA DE GUAY Y NO SE LO CREE NI ELLA
LO MÁS DULCE
LA CANTARINA (para la gran mayoría)
LA ALEGRIA DE LA HUERTA
LA QUE APARENTA MAS EDAD
LA CRÍA QUE NUNCA CAMBIARÁ
LA DESALMADA MAMARRACHA
LA INDEPENDIENTE RESPONSABLE
LA DEPORTISTA, VIDA SANA
LA BOHEMIA PORRERA Y SOÑADORA
LA LIBERTARIA
LA CORAZÓN PARTÍO
LA ROMPE CORAZONES
LA AMANTE
LA NOVIA
LA AMIGA DE MIS AMIGOS
LA PEOR ENEMIGA
LA GRAN ESTRATEGA, LA MÁS BRILLANTE
LA GADITANA Y LA CATALANA.
Soy tantas cosas para tanta gente…
Tal vez si todas las personas fuésemos más sinceros y leales a nosotros mismos, tal vez, no nos sorprendería tanto la manera de reaccionar o de actuar de otras gentes.
No sé, hoy soy LA PROFUNDA.
jueves, 10 de abril de 2008
ENTRE MIS SABANAS

Hoy no me importa que me quieras o que hayas dejao de hacerlo
Hoy tengo las pasiones sueltas, desatadas, revoltosas y son caprichosas contigo.
Por un momento todo se va a esfumar, voy a olvidar todo lo que nos separa, todas nuestras diferencias, todo lo que me molesta de ti y voy a rememorar en vivo, todas las veces que me lo has hecho en sueños.
Buscándote a un lado de la cama te he imaginado de costado, yo abrazada a ti, con mi cabeza entre tu cuello y tu espalda. He respirado tan fuerte tu aroma que me ha dolido el corazón, pero no por eso he dejado de besar tu cuello, tus hombros, tu espalda hasta que has despertado.
Me has sonreído pícaro y me has lanzado una de esas miradas que tú y yo sabemos, has intentado besarme, pero me he hecho la dura y te he girado la cabeza. Hoy seré yo la que te haga sufrir, la que te haga desesperar, la que te haga ahogar tus quejidos.
Hundí mis dedos en tu pelo y una de mis manos bajó por tu cintura, hasta la goma de los calzoncillos, donde te acaricié suavemente. Mi lengua bajaba por el centro de tu espalda casi sin rozar, pero fuiste tan impaciente que al primer descuido te giraste y me pusiste encima tuyo.
Tu mirada se cruzó con la mía y con un brazo retiraste mi pelo hacía un hombro, ahora eras tú el que me besaba ardientemente, era yo la complacida, la que desesperaba por otro beso tuyo, uno más. Y tus manos bajaron hasta llegar al final de mi camiseta, que impulsaste despacio hacia arriba dejando al descubierto mis pechos. Arrojaste la camiseta fuera del ring y tus manos, nuevamente en mi espalda, haciendo que me inclinara para besarlos suavemente, sin prisas, paseando tus labios por mis pezones, tu lengua alrededor de mis pechos, subiendo por mi cuello hasta llegar a mi boca.
Noté tu erección en mis braguitas, es lo que llevaba buscando desde que abrí los ojos, pero me estaba dejando llevar por ti, tenía que tomar rápidamente las riendas. Moví ligeramente las caderas haciendo roce con tu erección y empujé tus hombros contra la almohada. Me gustaba ver tu torso desnudo, lo acaricié como si fuese la última vez, se me escaparon pequeños bocaditos en el costado y mi boca se quedó justo debajo de tu ombligo.
Mi mano derecha, se sumergió dentro de mis braguitas, todo lo recordado estaba dando su fruto, desde mi pecho hasta mis mejillas, un calor constante me abrasaba, mi cuerpo estaba lleno de deseo carnal, tenía ganas de contacto, todo el contacto que tu me dabas, tú apostando duro por mi, yo pidiendo más ganas de ti, tus manos, tu cuerpo, tu pelo, una película de saliva y frenesí como segunda piel. De mi frente, empezaron a desprenderse las primeras gotas de sudor. Tu imagen se fue difuminando a medida que mi propio placer aumentaba. Te estabas yendo, luché con todas mis fuerzas, para que no te fueras de mi imaginación, sólo un poco más, quédate unos segundos más, no desaparezcas aún, ya queda menos, no te desprendas, no te dejes ir ¡espérate! No te vayas, no te vayas, no te va….
Hoy tengo las pasiones sueltas, desatadas, me faltan volcanes para estallar en erupción. Hoy te quiero tanto y más que ayer, más que ayer y que el mes anterior.
Hoy no me importa que me quieras o que hayas dejao de hacerlo
Hoy tengo las pasiones sueltas, desatadas, revoltosas y son caprichosas contigo.
lunes, 7 de abril de 2008
domingo, 6 de abril de 2008
LOS GIRASOLES DE MANOLO
NUNCA EL TIEMPO ES PERDIDO
Cuando tú no estas las mañanas se tiñen de canciones tristes,
son como el leve perfume que por un instante te baña y te marca.
Cuando tú no estas las mañanas se tiñen de canciones tristes.
Rastro, huella de los pasos errantes,
del buscador de señales
nunca el tiempo es perdido
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido
nunca el tiempo es perdido
nunca el tiempo es perdido
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de cariño
nunca el tiempo es perdido
nunca el tiempo es perdido
Cuando regresas las mañanas levantan el vuelo quizá es el momento
de la brisa suave que acaricia con tu llegada hasta tu partida.
Si regresas las mañanas se visten de alegres canciones.
se disfrazan de sonrisas, son el hálito justo que apaciguan el pulso.
Son la broma o la mano del destino.
Si tú regresas las mañanas se visten de alegres canciones.
Rastro, huella de mi búsqueda errante,
que sin ti no encuentro señales
nunca el tiempo es perdido
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido
nunca el tiempo es perdido
nunca el tiempo es perdido
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de cariño
nunca el tiempo es perdido
nunca el tiempo es perdido
miércoles, 2 de abril de 2008
COSAS DE HOMBRES: EL ROMÁNTICO
Me convertiré en alguien diminuto, alguien al que apenas puedas ver, que no pueda molestarte, yo sólo quiero vivir ahí, alrededor de tu cuello y respirar ese aroma dulzón que me despierta los sentidos cuando pasas.
Además, todo son ventajas si me voy a vivir a ese hueco. Podré darte cuantos besos quiera sin que tú te enteres, por la noche, me arroparía con tu cabello, por las mañanas tendré un balancín de oro, tu zarcillo, y en verano, cuando llegue el buen tiempo, si me asomo por la ventana de ese hueco, tendré las mejores vistas del mundo.
Aunque tal vez seas tú, la que quiera mudarse a vivir conmigo y aún no me lo ha dicho. Yo te dejaría vivir donde te diese la gana. ¿En qué parte de mi cuerpo te gustaría vivir? Tengo sitio en el piso de arriba, es un ático y se encuentra en una zona muy céntrica, entre mis ojos y mi nariz. ¿Qué tal en mi oreja? Así podré escuchar siempre tus palabras, podré enterarme hasta de lo que piensas y podremos tararear juntos todas tus canciones favoritas.
Pero si tienes miedo a las alturas, tengo un bolsillo en mi camisa hawaiana que también te puede interesar, tiene los mejores colores de una caja de Carioca, hay enormes cocoteros y grandiosos animales exóticos. Además está cerca de mi pecho y podrás sentir los latidos de mi corazón, que al estar contínuamente bombeando sangre lo encontrarás calentito para cuando refresque la noche.
- ¡Manolo espabila! ¿Tio en qué piensas macho? Que este sábado nos vamos al piso del Fernan a ver la Champions. Dice que ha instalado en su casa un barril de cerveza como el de los bares. Vienen el Alberto, el Sisco y el Pepe. ¿Contamos contigo no?
- Eh… sí sí, de todos modos no tenía pensado hacer nada interesante el sábado, arreglar los papeles de la mesa, recoger la ropa por la casa y poner una lavadora. Cuenta conmigo que voy.
- Arreglar los papeles de la mesa…jajaja. Vale tío pues tú llevas las patatas. ¡Venga! ¡Nos vemos mañana!
Joder macho, ya no recuerdo por dónde iba… ¡Ah si! Que mejor me mudo yo a vivir contigo, que lo mismo a ti esto del fútbol no te gusta y te aburres. Aunque tal vez lo mejor sería que cada uno viviese en su casa y nos viésemos sólo de vez en cuando. Ya sabes por eso de que cada uno tenga su propio espacio...
Así que el Fernan ha instalao un barril de cerveza en su casa. ¡La qué se va a liar!
martes, 1 de abril de 2008
A SALTITOS

Ella decidió vivir la vida así. Sin preocupaciones, haciéndose el camino más fácil.
Le encanta dar largos paseos, escuchar todo lo que tiene que decirse y jamás se siente sola.
A veces, hace un alto en el camino para descansar y mirar toda la naturaleza que la rodea, le gusta salir corriendo por el campo y pasear sus brazos por los trigales, mientras cierra los ojos y un rayo de sol le da en la cara. Se tumba para respirar hondo y cuando encuentra una mariquita, acerca su mano para que ésta vaya a ella. Una grata sensación invade su ser por completo. Su cuerpo es tan pequeño, pero su espíritu tan grande que no encuentra sitio en el pecho para tanta satisfacción.
Una suave brisa veraniega sopla descarada por debajo de su falda, que le devuelve el aliento que la carrera le había arrebatado momentos atrás. Se pone en pie y vuelve al camino.
Dice que le gusta andar descalza por la carretera, presiente que todo está más vivo y le gusta sentir el calor que desprende en sus pies, es algo sensacional. La carretera – piensa ella – es como la vida, a veces el camino es fácil, llano y cuesta abajo, otras, te puedes encontrar con grietas, baches y piedrecitas que entorpezcan tu camino. Por eso ella vive a un palmo del suelo, por si se cae, volar de nuevo (ADREDE) Y no le importa que las plantas de sus pies se pongan negras, se ríe y disfruta del momento.